viernes, 18 de febrero de 2011

Resumen de Aristóteles

1. Contexto de Aristóteles

Después de la Guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, las ciudades-estado fuero perdiendo su autonomía, por lo que entraron en decadencia. Surgió, en el siglo IV a.C., un período de lucha por la hegemonía entre las grandes ciudades (Tebas, Esparta, Atenas), con las injerencias de Persia, que intervenía para debilitar el poder de los griegos. Finalmente, la expansión del Imperio Macedónico supuso el final de las ciudades como estados independientes. Atenas intentó preservar su autonomía política, pero resultó derrotada por Filipo II y su hijo Alejandro en la batalla de Queronea (338 a.C.).

Parece que Aristóteles no fue consciente de la importancia revolucionaria de la conquista de Oriente por Alejandro, con la consiguiente mezcla de la civilización griega y la oriental. El filósofo seguía pensando que la ciudad-estado es el marco definitivo de la actividad política humana, y consideraba superiores a los griegos, hasta el punto de legitimar la esclavitud de los bárbaros.
Por otra parte, las convulsiones políticas de la época hicieron que dentro de las ciudades aumentara la lucha entre ricos y pobres, por lo que fue una época de bastante inestabilidad, problema central en la filosofía política de Aristóteles.


Vida de Aristóteles

Aristóteles nació en la ciudad jonia de Estagira (384/3 a.C.), en la península Calcídica, de donde le viene el apelativo de «Estagirita».

Fue hijo de Nicómaco, médico del rey de Macedonia, Amintas. El hecho de ser macedonio y pertenecer a una familia vinculada a la casa real, explica que fuera nombrado por Filipo II preceptor de Alejando Magno y que, con ocasión de los movimientos secesionistas de Atenas, tuviera que huir por dos veces de esta ciudad.

Vivió su infancia en Pela y, muertos sus padres, pasó a Atarneo, con su tutor, Próxeno, quien le envió a Atenas para que completara allí su educación.

En el año 367/366 a.C. ingresa Aristóteles, a los 17 años, en la Academia de Platón, desechando la escuela del sofista Isócrates. El ingreso de Aristóteles en la Academia platónica, provisionalmente presidida por el matemático Eudoxo de Cnido, creador del modelo astronómico de las esferas concéntricas, coincide con la época en que Platón, que tenía ya entonces 60 años, se hallaba en Sicilia, en su segundo y de nuevo desafortunado viaje a Siracusa, del que no regresa hasta el 364; es, pues –y esto es fundamental–, el momento en que en el pensamiento platónico comienza el período de crítica a la teoría de las ideas. Aristóteles permanece en la Academia veinte años, hasta la muerte de Platón.

Las obras que se conocen de Aristóteles pertenecientes a estos años hacen suponer un período de fidelidad inicial a las ideas platónicas con cierta actitud de revisión de la teoría de las ideas, que debía ser la de la Academia: Grilo, Eudemo, Protréptico, Sobre las ideas y Sobre el bien son obras de juventud, al estilo de los diálogos platónicos, y pueden llamarse obras exotéricas, o de divulgación, a diferencia de las esotéricas, que configuran el cuerpo de obras aristotélicas posteriores.

Conocido Aristóteles, por su capacidad, como «la mente» en la Academia, sin embargo, no pasa a dirigirla a la muerte de Platón. Se nombra en su lugar a Espeusipo. Debido a la frustración por este nombramiento, y para huir del peligro (Filipo de Macedonia había iniciado ya la conquista de Grecia y todo macedonio era mal visto en Atenas) o, tal vez, convencido de que la nueva dirección no iba a mantener el espíritu platónico, deja Atenas y la Academia, y se dirige, destruida ya Estagira por el rey macedonio, a Atarneo, en Asia Menor, donde le acoge Hermias, señor de aquella ciudad y amigo de su familia. Junto con Erasto, Corisco, y posteriormente Teofrasto de Ereso, funda en Asos una escuela semejante a la de Atenas, y permanece en aquella región del 347 al 345. Pasa luego a Mitilene, en la isla de Lesbos, donde funda otra escuela similar, y allí se dedica a estudios y observaciones de ciencias naturales hasta el 342, fecha en que Filipo de Macedonia le nombra tutor de su hijo Alejandro, de 13 años de edad. Posiblemente por esta época escribe o comienza la redacción de algunas de sus obras sobre la naturaleza, como por ejemplo Sobre las partes de los animales, y muy posiblemente también data de esta época De la filosofía, donde criticaba a la teoría de las ideas de Platón.

En el 342 Aristóteles marcha a Pela, con Pitias, hermana o sobrina de Hermias, con quien había contraído matrimonio en Atarneo, y pronto tiene conocimiento de la muerte de su amigo Hermias, aliado de Filipo y apresado a traición por los persas; a él dedica un epigrama escrito sobre su cenotafio, que más tarde será utilizado en su contra. En el 340, nombrado Alejandro regente a los 16 años de edad, por la ausencia de Filipo dedicado a la campaña emprendida contra Bizancio, Aristóteles deja su labor como preceptor, pero obtiene de Alejandro la reconstrucción de Estagira, su ciudad natal, donde se instala hasta el 335. En el 336, apuñalado el rey Filipo por uno de sus mismos guardaespaldas, le sucede Alejandro (336-323) quien, tras marchar sobre toda Grecia y dominarla, la une a su ataque contra Persia. Aristóteles le dedica su tratado Sobre la monarquía.

Aristóteles regresa a Atenas el 335, a los 50 años de edad y a los 13 de haber salido de ella, e inicia la tercera fase de su vida fundando su propia escuela, el Liceo, que no destinará, como la Academia, a la investigación de la matemática y la dialéctica, sino a unas investigaciones de carácter más amplio relacionadas con la ciencia de la naturaleza. Como meteco que es, no puede adquirir terrenos y se instala en un pórtico largo de un gimnasio público, fuera de las murallas, junto a un santuario dedicado a Apolo Licio (Apóllon Lýkeion). El nombre en griego de pórtico, perípatos, por un lado, y el del héroe del santuario, por otro, ha dado origen a las dos denominaciones con que históricamente se conoce a la escuela de Aristóteles: el Liceo y el Perípato. Permaneció al frente de su Escuela hasta la muerte de Alejandro Magno, ocurrida a sus 32 años, mientras esperaba conquistar Arabia. Tras la muerte del rey macedón, se desató en Atenas una auténtica persecución contra todo sospechoso de haber pertenecido al bando de los que querían una Grecia unida y dominada por Macedonia. Aristóteles, tradicional amigo de la corte macedónica, fue visto por los partidarios de Demóstenes como uno de ellos; acusado de impiedad (asébeia) por el himno funerario compuesto en honor de Hermias y privado de la protección del regente Antípatros, que había acudido a reunirse con Alejandro, se ve obligado a marchar de Atenas. Se refugia en Calcis, en las posesiones heredadas de su madre, y muere al cabo de unos meses, con 62 años, de una enfermedad del estómago.


El corpus aristotélico

A la muerte de Aristóteles, le sucedió en la dirección del Liceo Teofrasto de Ereso, su discípulo preferido. Teofrasto dirigió la Escuela hasta 288/284, orientando sus investigaciones todavía más hacia la naturaleza y el conocimiento empírico. Con la muerte de Aristóteles se inició un sucesivo deterioro del Liceo, que sólo renació de algún modo con Andrónico de Rodas (s. I a.C.). Éste, interesado en recuperar los libros de Aristóteles, ordenó y publicó las obras de Aristóteles, que desde entonces se conocen con el nombre de corpus aristotelicum.

El conjunto de las obras auténticas de Aristóteles suele dividirse en grupos que recuerdan su clasificación de las ciencias. El Organon, que aunque no es ciencia es un instrumento para todas ellas (la «lógica»), comprende las Categorías (estudio de los términos fundamentales), la Interpretación (estudio del enunciado o proposición), los Analíticos primeros y segundos (estudio del silogismo formal y de la demostración científica, respectivamente), los Tópicos (estudio del silogismo probable para salir al paso de cualquier problema) y las Refutaciones sofísticas (tratado de los sofismas). El segundo grupo lo constituyen los libros sobre la naturaleza: Física (sobre movimiento y cambio en general), Sobre el cielo (cosmología y astronomía), Sobre la generación y la corrupción (sobre las cuatro cualidades fundamentales de la materia) y Meteorológico (estudio de los fenómenos del cielo). Se incluye en este grupo la psicología y la biología: Sobre el alma (historia o investigación sobre el alma, principio vital), Parva naturalia (pequeños tratados sobre psicología y biología), Historia de los animales (investigaciones zoológicas, considerada una de sus obras maestras), Las partes de los animales, El movimiento de los animales y La generación de los animales. Tras los libros físicos, los metafísicos, esto es, los 14 libros de la Metafísica, nombre cuyo origen se atribuye al hecho de haberlos situado Andrónico de Rodas detrás de los libros de física: metá tà physikà (después de los libros de física). Parece que fue Simplicio, neoplatónico del s. VI d.C., el primero en aplicar este nombre al contenido de estos libros. La filosofía práctica se compone de libros que tratan de ética y política: Ética a Nicómaco (la más importante, dedicada a su hijo Nicómaco), Ética mayor y la Ética a Eudemo. Los 10 libros de la Ética nicomáquea remiten a la Política, obra en que, desde una perspectiva más empírica que ideal, Aristóteles estudia el régimen político, o el gobierno de la ciudad, ámbito donde se desarrolla la ética. El grupo de las artes productivas comprende libros de retórica y poesía: la Retórica, (cómo convencer con el discurso), y la Poética (cómo hacer una obra de arte), donde el arte es mímesis, imitación de la naturaleza. Se añaden a estas obras las escritas en su juventud, en la Academia platónica, ya mencionadas: Grilos y Eudemos, y Protréptico o exhortación a la filosofía. Aristóteles compiló, además, hasta 158 constituciones de ciudades-estado griegas, de las que se conserva la Constitución de Atenas.

Aun siendo verdad que debe tenerse en cuenta una evolución a través de las épocas del pensamiento de Aristóteles (vida en la Academia, años de viajes y fundación y permanencia en el Liceo), su obra posee suficiente unidad y homogeneidad como para poder hablar de un sistema y una filosofía aristotélicos.


2. Ontología


Crítica a la teoría de las Ideas

Para Aristóteles, los conceptos universales son reales pero no tienen existencia independiente de las cosas. A diferencia de Platón, las formas no están separadas de las cosas, sino que están en las cosas mismas.

Aristóteles hace las siguientes críticas a la teoría de las Ideas:

· El mundo de las Ideas duplica la realidad, con lo que aumentan las dificultades. Por ejemplo, el problema del tercer hombre: para explicar la relación de semejanza entre lo sensible (cada hombre concreto) y lo inteligible (el Hombre en sí), es necesario contar con entidades intermedias que guarden semejanza con los dos, y así hasta el infinito.

· Las Ideas no pueden dar razón del cambio de los seres sensibles, puesto que las Ideas son inmutables, mientras que las cosas sensibles son absoluto devenir y mutabilidad.

No obstante, aunque critique la separación de las Ideas, Aristóteles sigue siendo muy platónico, ya que considera que la ciencia debe versar sobre lo universal y ocuparse de las esencias.


Metafísica o filosofía primera

La Filosofía Primera es el estudio de los primeros principios comunes a todas las ciencias y el estudio del ser en cuanto ser (la ontología). Los libros de Aristóteles que tratan de estos temas fueron catalogados por Andrónico de Rodas como Metafísica (literalmente, «los libros que están después de los de Física, es decir, después de los que tratan de la Naturaleza»).

Como hemos visto, un objetivo fundamental del Estagirita es poder explicar la realidad del cambio. El concepto de sustancia aquí es fundamental: la sustancia es aquello que permanece en los cambios. Los accidentes, por el contrario, son las modificaciones o alteraciones que puede sufrir o no una sustancia, pero que no pertenecen necesariamente a la naturaleza de la sustancia.
El problema del concepto aristotélico de sustancia en es que puede entenderse de dos modos: como sustancia primera (el individuo concreto) y como sustancia segunda (la forma o esencia).
Los individuos concretos o sustancias primeras, son los que nombramos con el determinante «este» o «esta»: «este hombre» (Juan, Pedro, Enrique, etc.), «este perro» (Tobi, Rex, Lassie, etc.). Aristóteles explica estas sustancias a partir de su teoría hilemórfica: todas las sustancias (primeras) son compuestos de materia y forma.

La sustancia segunda, en cambio, es la esencia, especie o forma sustancial. Ser «hombre», «perro», «mesa», «piedra», etc.

Otro par de conceptos que utiliza Aristóteles para evitar las paradojas del cambio (que sea imposible que lo que no es pase a ser), es el de potencia y acto. Todo tiene la capacidad o posibilidad de ser otra cosa o poder realizar algo, es decir, todo está en potencia de llegar a alcanzar cierto acto: el hombre que no sabe música puede aprenderla, un niño de pocos meses puede llegar a ser adulto, una semilla puede convertirse en árbol; pero ningún humano puede esperar que le salgan alas ni la semilla confiar en ser un ave. No todo puede ser cualquier cosa. Se está en potencia sólo respecto de aquello que se puede ser. El movimiento es, entonces, estar en tránsito desde lo que se es a lo que se puede ser: pasar de ser algo en potencia a serlo en acto.
El cambio, además, es explicado por la presencia y actuación de una causa. Según Aristóteles, hay cuatro causas que explican el cambio: materia, forma, causa eficiente y causa final.

En su Metafísica, Aristóteles afirma que la palabra ser «se dice de muchas maneras»; el ser no es un término unívoco, sino análogo. Las maneras en las que se dice el ser se llaman categorías o predicamentos. Las categorías que se pueden predicar del verbo ser son: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.


3. Teoría del conocimiento


Objetos del conocimiento

Desde el punto de vista de su objeto, entiende Aristóteles que el conocimiento o lo es de lo necesario e inmutable o lo es de lo contingente.

El conocimiento de lo necesario es un saber teórico, llamado también sabiduría. Este saber se divide en dos: la razón intuitiva o intelección, que conoce los primeros principios de todo (la filosofía primera o metafísica), y, en segundo lugar, las ciencias, que deducen sus afirmaciones a partir de los principios generales y de los de su campo propio.

Los saberes de lo contingente se dividen en dos: saber práctico y saber productivo.

El saber práctico se basa en el ejercicio de la prudencia, que puede aplicarse al individuo (ética), al estado (política) y a la familia (economía).

En último lugar, el saber productivo es la técnica (o «arte»), que consiste en la producción de objetos artificiales (sillas, esculturas, poemas, etc.).


Empirismo y abstracción

A diferencia de Platón, Aristóteles es empirista: nuestro conocimiento parte de la experiencia sensible. No nacemos con ideas innatas. Sin embargo, el Estagirita se parece a Platón en que considera el conocimiento sensible inferior al intelectual, pues éste capta lo universal mientras que aquél lo singular.

Lo universal se obtiene de lo particular mediante una operación llamada abstracción, consistente en separar («abstraer») lo universal de lo singular. La abstracción necesita de las siguientes facultades:

· La sensación, que nos ofrece los datos de la realidad que nos rodea.

· La memoria, por la que somos capaces de almacenar y conservar las huellas de nuestras sensaciones.
· La imaginación o fantasía, que nos permite agrupar diversas sensaciones para elaborar una imagen unitaria.

· El entendimiento agente, que vuelca su actividad sobre la imagen de la fantasía y consigue desmaterializarla hasta obtener la forma.

· El entendimiento paciente, que recoge la forma obtenida por el entendimiento agente para conocer lo universal.

El entendimiento pasivo, el que conoce, es claramente individual y muere con el hombre; sin embargo, la naturaleza del entendimiento agente queda oscura en la obra aristotélica. Hay textos en los que habla de él como si fuera supraindividual e incluso hay fragmentos en los que afirma que el entendimiento agente es inmortal.


Lógica


Los estudios sobre lógica son una de las mayores aportaciones de Aristóteles al pensamiento universal. Veremos cómo desarrolla la lógica mediante el estudio de los conceptos, los juicios y los razonamientos.


El concepto

Los conceptos, como las Ideas de Platón, son universales y permanentes, aunque no estén separados de la materia.

Además de las categorías, que, como hemos visto, son los modos de ser, otros conceptos importantes son los trascendentales: unidad, bondad y verdad. Los conceptos trascendentales son los que se predican de todos los seres o sustancias. La unidad constituye a cada ser como individualidad. Por otro lado, todo ser es bueno porque sirve de objeto para que el entendimiento teorice sobre él. Y, por último, toda sustancia es verdadera, puesto que se manifiesta tal como es en su esencia –según Aristóteles, la falsedad será posible en el nivel de los juicios, no de los conceptos.

Por otro lado los conceptos predicables o «conceptos de razón» son cinco:

1. Género. Es la clase lógica que engloba distintas especies. Por ejemplo, las especies «hombre» o «escarabajo» pertenecen al género «animal».

2. La diferencia específica permite particularizar la «generalidad» del género. Por ejemplo, la especie «hombre» se distingue del resto de especies animales por su diferencia de ser racional.

3. La especie es la clase lógica que reúne un conjunto de individuos y forma parte de un género. Mediante el género y la diferencia específica podemos definir la esencia de una especie; por ejemplo: «el hombre es un animal racional».

4. Propio es algo que acompaña inseparablemente a la esencia de una cosa pero no pertenece a ella; por ejemplo, la capacidad humana de la risa.

5. El accidente ni pertenece a la esencia de una cosa ni la acompaña en todas las ocasiones. La altura, la calvicie, etc., son ejemplos de ello.


El juicio

La segunda operación de la mente es elaborar juicios. Por juicio se entiende toda oración enunciativa en que a un concepto que hace de sujeto se le atribuye una relación de conveniencia o disconveniencia con otro concepto que hace el oficio de predicado. El que un juicio sea verdadero o falso depende de que esa atribución sea congruente o no. Los juicios pueden ser particulares («algunos son…») o universales («todos son…»), y ambos pueden ser tanto afirmativos como negativos. Las combinaciones de los juicios o proposiciones entre sí dan lugar a razonamientos.


El razonamiento (silogismo)

La tercera operación de la mente es la de razonar. Un razonamiento se elabora a partir de varios juicios, que, a su vez, se componen de conceptos.

Si el proceso de abstracción, inductivo, consistía en pasar de lo particular a lo general, el razonamiento deductivo irá del todo a las partes, intentará extraer de una verdad universal otra particular.

Hay tres tipos de razonamientos deductivos: categórico, hipotético y disyuntivo. El razonamiento categórico es aquel que meramente une categorías de términos, como, por ejemplo, los silogismos. El razonamiento hipotético parte de un juicio en el que se establece una condición: «Si llueve, me mojo» y «es un hecho que llueve» luego «me mojo». El razonamiento disyuntivo parte de un juicio en el que se establece una disyunción: «Estudio ciencias o letras» y «no estudio ciencias», luego «estudio letras».

El silogismo es, para Aristóteles, el tipo de razonamiento más importante. Se trata de un razonamiento deductivo categórico en el que, a partir de dos proposiciones denominadas premisas, se infiere o deduce, con necesidad lógica, una conclusión. Por ejemplo, de las dos premisas: «todos los hombres son racionales» y «todos los griegos son hombres», podemos concluir: «todos los griegos son racionales».



4. Antropología


Platón había concebido el cuerpo como cárcel del alma; el alma estaba ligada al cuerpo de una manera sólo accidental. Sin embargo, Aristóteles, aplicando su teoría hilemórfica, considera que el hombre es una sustancia dotada de materia y forma. Cuerpo y alma están unidos sustancialmente en el hombre: no pueden separarse. Por tanto, el alma es mortal. Cuando muere el cuerpo, desaparece el alma, que es su forma.

El alma es el principio vital que diferencia a los seres vivos de los inertes. En función de los distintos tipos de seres animados, hay tres tipos de almas:

· Alma vegetativa. Es común a todos los seres animados. Sus funciones son la reproducción, la nutrición y el crecimiento.

· Alma sensitiva. Está presente en todos los animales. Sus funciones son las de poseer sensaciones, apetitos y movilidad. Los sentidos de los animales tienen la capacidad de dejarse impresionar por las formas sensibles de las cosas. De esta facultad sensitiva surgen la fantasía o imaginación, la memoria y la experiencia.

· Alma racional. Es la que distingue al ser humano del resto de los animales. El entendimiento agente transforma las imágenes en conceptos y el entendimiento paciente los asimila.

Como hemos visto, el entendimiento paciente es individual y se corrompe con la muerte del cuerpo. En cambio, el entendimiento agente, que es la parte divina que habita en el ser humano, es eterno y supraindividual.



5. Dios

El Dios de Aristóteles es la Forma pura, inmaterial, que explica todo el universo. Por tanto, en Aristóteles la metafísica se acabará identificando con la teología («ciencia que estudia a Dios»).
Aristóteles piensa que el universo es finito y eterno. Dentro del cosmos, distingue dos regiones: la región sublunar, caracterizada por los cambios de generación y corrupción, y la región supralunar o celestial, caracterizada por un movimiento circular, eterno y permanente.

La región sublunar se compone de dos elementos que tienden a ascender (aire y fuego) y dos elementos que tienden a descender (agua y tierra). El elemento que constituye la región supralunar es el éter.

Los movimientos de la región supralunar generan alteraciones y mezclas de elementos en la región sublunar. Como el universo es finito, debe haber un primer motor del universo que no esté movido por ninguna otra cosa. Dios es el Primer Motor Inmóvil que mueve todo el universo a través de la esfera de las estrellas fijas. Sin embargo, no provoca este movimiento como causa eficiente (pues, entonces, debería tener Dios materia), sino como causa final. Por su perfección, belleza y bondad, Dios es el objeto de deseo de todos los seres. Dios es, pues, la finalidad de todo cambio y movimiento.

Este Motor Inmóvil es a la vez Acto Puro: en él no hay nada de potencia, pues, si la hubiera, tendría que moverse, hecho que está excluido por definición. Dios es acto puro de pensar, y, como es pura forma, el objeto de su pensamiento no es la materia, sino las formas de todos los seres. Las formas existen desde siempre en la mente del Motor Inmóvil, del Acto Puro, y el cambio, que existe también desde siempre, no es otra cosa que la actualización en cada individuo de la forma que le es propia y que sólo posee en potencia.

Este concepto de Acto Puro y de Motor Inmóvil no tiene nada que ver con la idea de un Dios personal tal como aparece en religiones como la de los dioses griegos o la de las religiones judía, cristiana o musulmana. Como el objeto del Acto Puro sólo puede ser formas puras, no individuos compuestos de materia, el Dios de Aristóteles ni se dirige a los humanos ni se preocupa por ellos. Es pensamiento del pensamiento: Noésis noéseos.



6. Ética

Desde su concepción teleológica, Aristóteles considera que toda acción humana tiene un fin propio, y que todas las acciones humanas están encaminadas a conseguir ese fin. La felicidad (eudaimonía) es el fin último del ser humano, y todos los otros fines están subordinados a ella.
Sin embargo, aunque sea la felicidad el fin último de todos los hombres, las personas entienden por ella cosas distintas: el placer, los honores, las riquezas, etc. Pero la felicidad no se encuentra en ninguna de estas cosas, y aceptarlo es confundir medios con fines. Y eso aunque todas esas cosas sean necesarias para poder ser feliz: «el hombre feliz necesita de los bienes corporales y de los externos o de fortuna.

Para Aristóteles, la felicidad no es, pues, una mera posesión, sino un saber vivir conforme a la virtud (areté), entendiendo por tal virtud la excelencia en la realización de la función propia. Para un cuchillo lo más propio es cortar, para un árbol, crecer y dar fruto. Para el ser humano, lo más característico y natural es la racionalidad, por ello la felicidad consistirá en ejercer la vida racional dedicada al desarrollo intelectual. Las virtudes propias de sólo nuestra mente o entendimiento se llaman dianoéticas. Sin embargo, como el ser humano no es sólo entendimiento, sino que consta también de un cuerpo, el alma no cumple sólo una función racional, sino también vegetativa y sensitiva. A las virtudes relativas a nuestro cuerpo y a nuestra manera de actuar en el mundo se las llama éticas, o también morales.


Las virtudes éticas

Aunque dé mucha importancia a la vida contemplativa dedicada sólo al saber, Aristóteles critica el intelectualismo moral de Sócrates y Platón. El hombre no es sólo entendimiento, y no por saber lo que es la virtud, esa virtud se va a poner en práctica: es necesario el ejercicio repetido de la virtud (hábito encaminado al bien) para llegar a ser virtuoso.

Las virtudes éticas son las relativas a nosotros en tanto que seres compuestos de alma y cuerpo. Para ser felices, debemos controlar nuestras pasiones y deseos. Esto lo conseguimos buscando siempre, en nuestros hábitos y acciones, el término medio entre dos vicios, el defecto y el exceso.
Por ejemplo, una persona posee la virtud de la valentía si su comportamiento es un término medio entre la cobardía (incapacidad para hacer frente a situaciones difíciles) y la temeridad (falta de evaluación de las posibles consecuencias de la acción). El hombre no puede dedicarse sólo al placer, porque sería inmoderado. Pero tampoco puede vivir sin placeres, lo que le convertiría en insensible. Por tanto, en cuanto al placer, el hombre debe escoger también el término medio, que es la templanza.

Consciente de que los términos medios de cada virtud dependerán de cada caso y de cada situación, el Estagirita piensa que sólo la prudencia y la razón de cada uno garantizan la elección correcta del término medio.


Virtudes dianoéticas

Las virtudes dianoéticas son las que desarrollan la función propia y característica del hombre: su alma racional, que consiste en el ejercicio del entendimiento. Las virtudes dianoéticas son las relacionadas con la capacidad de reflexión y deliberación. Aristóteles menciona las siguientes virtudes dianoéticas:

  • La prudencia (phrónesis). Es la capacidad de aplicar los principios generales a las situaciones cambiantes; nos hace reconocer cuáles son los medios que nos acercan al bien y, al mismo tiempo, nos indica la manera en que se pueden llevar a la práctica.
  • El arte o técnica (techné). Es la capacidad de hacer o producir de manera racional.
  • La ciencia (episteme). Consiste en el conocimiento objetivo de aquello que es universal y necesario y, por lo tanto, es demostrable.
  • La razón intuitiva (nous). Es la habilidad de captar los principios más generales y axiomas de las ciencias.
  • La sabiduría (sofía). Se trata de la comprensión teórica de la realidad mediante la razón contemplativa. Es una suma de ciencia y razón intuitiva.

La vida contemplativa o teorética es la felicidad más perfecta del hombre. Como actividad, es la más autosuficiente, porque es la que menos necesita de los bienes exteriores. Y, además, consiste en el desarrollo de lo más divino e inmortal que hay en nosotros: el entendimiento.


7. Política


El hombre, animal social

Como en Platón, la ética aristotélica está, en el fondo, subordinada a la política. Si la ética se ocupa de organizar y orientar el comportamiento individual para alcanzar la felicidad, la función de la política es organizar la vida y el comportamiento colectivo para asegurar el bien común.
El ser humano sólo puede ser feliz en el seno de la ciudad-estado (polis). El hombre es, por naturaleza, un animal social, cívico y político.

El hombre no puede vivir completamente aislado: un hombre que viviera fuera de la sociedad, como pretendían los cínicos, sería inhumano: o una bestia o un dios.


A pesar de que ya en sus tiempos la ciudad-estado estaba en clara decadencia, Aristóteles considera que el tipo de sociedad más perfecta es la polis. Sólo en ella las personas pueden desarrollarse como tales. Aunque las familias y las aldeas sean comunidades anteriores en el tiempo, la ciudad-estado es anterior en importancia, pues el todo es más importante que las partes.


La estabilidad en la polis

Aunque, como Platón, considera que teóricamente la monarquía –y, en segundo lugar, la aristocracia– es el régimen político perfecto, Aristóteles, tratando de ser fiel a su realismo y empirismo, no pretende establecer un Estado perfecto e ideal, pues piensa que cada pueblo vive en distintas circunstancias (geográficas, climáticas, culturales, etc.), y eso imposibilita que haya un orden general válido para todos.


Los regímenes lícitos son aquellos que buscan el bien común. Se diferencian por el número de gobernantes: monarquía (gobierno de uno, el mejor), aristocracia (gobierno de pocos, los mejores) y politeia (gobierno de la clase media). Los regímenes ilícitos son degeneraciones de los anteriores, pues buscan antes el bien de los gobernantes que el bien común: la tiranía, la oligarquía y la democracia extrema.


Aristóteles se enfrenta con una realidad política en la que las ciudades-estado son muy inestables, ya que cambian de régimen con mucha frecuencia. Ello es debido a las luchas internas entre los ricos, partidarios de la oligarquía, y los pobres, que tratan de imponer una democracia extrema, que en último término desemboca en demagogia. La solución es el establecimiento de un régimen intermedio entre oligarquía y democracia, donde el poder lo tenga la clase media, es decir, la clase de los propietarios. Para Aristóteles, es el poder de las clases medias lo que puede dar estabilidad y duración en el tiempo a un régimen.
Este régimen intermedio se llama politeia, que a veces se traduce como régimen constitucional, como república o como democracia moderada.


La estructura social

En la politeia, sólo deben tener derecho de ciudadanía los propietarios; por el contrario, los trabajadores (artesanos, comerciantes, campesinos) no pueden ser ciudadanos.
La justificación de Aristóteles para discriminar a los pobres se basa en que éstos, al estar todo el día trabajando para sobrevivir, no tienen tiempo para el ocio, de manera que no pueden desarrollar su intelecto.


Aristóteles también justifica, en el ámbito doméstico, el dominio del varón sobre la mujer y la institución de la esclavitud. La mujer debe obedecer al varón como lo haría un ciudadano respecto al gobernante. Por su parte, los esclavos sólo tendrían la inteligencia suficiente para comprender las órdenes del amo. El Estagirita es confuso en su defensa de la esclavitud. Parece que el criterio es considerar que los griegos son hombres libres por naturaleza, mientras que los bárbaros son por naturaleza esclavos, es decir, «instrumentos vivos» al servicio de los griegos.


La justicia

Aristóteles distingue tres sentidos diferentes respecto de la virtud ética de la justicia:

· Justicia legal. Es el acatamiento de las leyes del Estado.
· Justicia correctiva. Consiste en el equilibrio «aritmético» entre pérdidas y ganancias en los intercambios.
· Justicia distributiva. Se trata del reparto proporcionado, «geométrico». de honores y dignidades.

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