viernes, 8 de octubre de 2010

La singularidad de la Filosofía Occidental

Aunque hay y ha habido filosofías no occidentales (es decir, filosofías que no derivan de la tradición helénica), la filosofía occidental se caracteriza por ciertos rasgos que la diferencian del resto.

1. La tradición de criticar la tradición. En la filosofía occidental, se considera que el discípulo debe desarrollar el pensamiento de su maestro, pero sometiéndolo a crítica y –si es posible– superándolo.

2. El debate público. El pensamiento filosófico occidental es exotérico –no esotérico–; se considera que debe exponerse públicamente, ya sea en debates y disputaciones orales, ya sea publicado en forma de libros o artículos. Eso no obsta a que algunas escuelas hayan mantenido cierta parte de su doctrina alejada del gran público o incluso ocultada (como, por ejemplo, los pitagóricos).

3. El modelo deductivo. La deducción es el establecimiento de conexiones necesarias entre unos enunciados que se toman como verdaderos (premisas) y unos nuevos enunciados (conclusiones). El método deductivo es el propio de las ciencias formales (lógica simbólica y matemáticas), que se construyen como sistemas axiomáticos. Los axiomas son las primeras premisas que sirven de partida para todo el cálculo deductivo dentro de un sistema.

Las características 2 y 3 entran a veces en conflicto. La Filosofía como tal no puede demostrar nada absolutamente, sino sólo afirmar posiciones (tesis) a las cuales se opondrán otras posiciones distintas o contrarias (antítesis). La Filosofía no deduce, sino que argumenta, pues las premisas de cada sistema o planteamiento filosófico siempre pueden (y deben) ponerse en cuestión. Sin embargo, el razonamiento deductivo riguroso ha sido, en gran parte de la tradición occidental, el modelo ideal al que se ha aspirado.
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.